más culta de Judea fue Judas Iscariote. Cualquiera que sea el criterio cultural que se aplique, tanto de entonces como de ahora, habría que considerarlos más bien como un grupo de personas toscas. Uno podría preguntarse cómo iba a poder servirse Jesús de ellos. Eran impulsivos, temperamentales, susceptibles, y tenían todos los prejuicios del medio ambiente. En resumen, estos hombres que nuestro Señor seleccionó para que fueran sus ayudantes, representaban bien a la sociedad de la época. Pero no constituían
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